Por primera vez desde 2020, Moody’s ha cambiado la perspectiva crediticia de México de «estable» a «negativa». Este ajuste responde a diversos factores, como el incremento del déficit público al 5 % del PIB este año y proyecciones que sitúan la deuda en el 50 % del PIB para 2028. Además, la reforma del Poder Judicial genera preocupación sobre posibles riesgos para la fortaleza fiscal del país. Pemex también sigue siendo un desafío, con pasivos que requieren apoyo constante del gobierno.

A pesar de estas dificultades, México mantiene su calificación Baa2, gracias a elementos como el impulso del nearshoring y la revisión del T-MEC en 2026, que ofrecen oportunidades para estabilizar la economía. Este viernes, el gobierno de Claudia Sheinbaum presentará el presupuesto de ingresos y egresos para 2025, considerado crucial para restaurar la confianza de los mercados y retomar la senda del crecimiento sostenible.

Fuentes: Forbes y El Financiero.