El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que a partir del 4 de junio los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio se elevarán de 25 % a 50 %. La medida se aplicará de forma general, sin distinción para aquellos países que mantienen una relación comercial desigual con Estados Unidos, como México, que presenta un déficit en el comercio siderúrgico. Durante un acto en Pittsburgh, Trump justificó la decisión como un esfuerzo por fortalecer a la industria siderúrgica estadounidense frente a lo que denominó «competencia desleal» de otros países, especialmente en sectores estratégicos como el automotriz. El exmandatario afirmó que esta política ayudará a recuperar el control nacional sobre la industria del acero, considerada clave para la economía y la seguridad industrial del país.

La reacción en México no se hizo esperar. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, declaró que la medida contradice los principios de integración productiva establecidos entre ambos países, particularmente en la cadena automotriz. Ebrard subrayó que Estados Unidos mantiene un superávit siderúrgico con México de 4,562 millones de dólares, por lo que resulta injustificable una sanción de este tipo. Además, advirtió que los costos adicionales en acero y aluminio repercutirán en sectores industriales sensibles. La Unión Europea, por su parte, señaló que el incremento arancelario puede afectar sus negociaciones comerciales con Estados Unidos y anticipó posibles represalias. Analistas del sector consideran que la decisión de Trump introduce incertidumbre en los mercados y genera tensiones innecesarias entre socios comerciales clave, además de incentivar una posible alza en los precios internos del acero.

Fuente: El Economista. 2 de junio de 2025. Portada.