En el contexto actual, donde muchas empresas buscan retornar a la presencialidad, la flexibilidad horaria emerge como una alternativa para equilibrar las necesidades organizacionales y las expectativas de los empleados. Este enfoque permite definir de manera conjunta la duración de la jornada laboral, su organización y el lugar de trabajo, al promover la conciliación entre las responsabilidades personales y profesionales. Según una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), siete de cada diez empresas ya implementan algún tipo de arreglo de trabajo flexible, se destaca el teletrabajo (85 %) y los horarios flexibles (73 %) como las modalidades más comunes.

Especialistas en recursos humanos señalan que la flexibilidad laboral se ha convertido en un factor clave para la retención de talento. Empresas que ofrecen opciones como jornadas híbridas, horarios escalonados o días laborales comprimidos logran adaptarse mejor a las necesidades de sus colaboradores, lo que incrementa su satisfacción y compromiso. Además, esta adaptabilidad contribuye a mejorar la productividad y el bienestar general de los empleados, quienes valoran la posibilidad de equilibrar su vida laboral y personal sin sacrificar su desempeño profesional.

Fuente: El Economista