Transición a una economía circular en la Unión Europea
La transición a una economía circular es uno de los pilares del Green Deal de la Comisión Europea. Al alejarse del modelo de producir, usar y desechar, a favor de un enfoque circular del consumo, la Comisión espera lograr reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE provenientes de la extracción de materias primas vírgenes y espera disminuir la contaminación y la pérdida de biodiversidad asociada. Si bien la transición requerirá muchos cambios y posiblemente un gran impulso para la industria, según las estimaciones de la Comisión, tal como se articula en su informe de marzo de 2020Plan de Acción de Economía Circular (CEAP), una “transición progresiva pero irreversible hacia un sistema económico sostenible” creará aproximadamente 700.000 nuevos puestos de trabajo y aumentará el PIB de Europa en un total del 0,5 % para 2030.
Para lograr la transición a la economía circular, la Comisión presentará varias leyes a lo largo de 2022. El 30 de marzo, la Comisión publicó la “Iniciativa de Productos Sostenibles” (SPI), que es una de las iniciativas emblemáticas del CEAP. El SPI implica una propuesta para revisar la Directiva de diseño ecológico de la UE que ampliaría su alcance para cubrir todos los productos, excepto alimentos, piensos y productos farmacéuticos, y que introduciría una gama de nuevas reglas específicas de categorías de productos sobre características de diseño sostenible, reciclabilidad y etiquetado. Es importante destacar que la Directiva de diseño ecológico ampliada se ve mejor como un “envoltorio”, ya que las reglas específicas para categorías de productos individuales no se regularán aquí. En cambio, se regularán a través de la legislación secundaria (actos delegados) establecidos por la Comisión y los Estados miembros. La propuesta va acompañada de un plan de trabajo continuo que identificará las categorías de productos y los plazos para las categorías de productos específicas. Los actos delegados, a su vez, elaborarán requisitos de productos relacionados con:
- Durabilidad y confiabilidad,
- Reutilización,
- Capacidad de actualización, reparación, mantenimiento y reacondicionamiento,
- Presencia de sustancias preocupantes,
- Eficiencia energética y de recursos,
- Contenido reciclado,
- Refabricación y reciclaje,
- Huella de carbono,
- Generación de materiales de desecho.
Más allá del SPI, la Comisión también está trabajando para introducir reglas para regular las afirmaciones ecológicas (para combatir el ‘lavado verde’), así como para introducir una ‘taxonomía’ financiera para determinar qué inversiones apoyan los objetivos de la UE para proteger y restaurar la biodiversidad y los ecosistemas; transición a una economía circular; y prevenir y controlar la contaminación (luego de la creación de una taxonomía similar para inversiones en mitigación y adaptación al cambio climático).
Normas como las que se prevén en el marco del SPI darán como resultado una mayor demanda de materias primas secundarias, es decir, materias primas recicladas en lugar de materias primas extraídas vírgenes. En este sentido, el éxito de la transición a la economía circular dependerá, en gran medida, de la capacidad y habilidad de los países para reciclar plásticos, papel, metales, tierras raras, etc. de manera sostenible y económica. Con ese fin, la UE está implementando herramientas para aumentar el suministro de materias primas secundarias cruciales dentro de la UE, al mismo tiempo que invierte en investigación y desarrollo críticos y se enfoca en desarrollar nuevos estándares que serán necesarios para apoyar la transición a la circularidad.
Una pieza crucial del rompecabezas aquí es la revisión propuesta recientemente por la Comisión del 2006Reglamento de Envío de Residuoscuyo objetivo es: eliminar las barreras existentes para el envío gratuito de residuos entre los Estados miembros, limitar severamente las posibilidades de enviar residuos a países no pertenecientes a la OCDE desde la UE y hacer que sea más costoso y oneroso enviar residuos a países de la OCDE desde la UE. Si se promulga la propuesta, creará una nueva obligación para los exportadores de residuos de la UE de auditar las instalaciones de procesamiento de residuos a las que envían en los países de la OCDE por medio de auditores independientes según los criterios de la UE para la sostenibilidad ambiental. En otras palabras, una empresa que vende residuos de la UE a una planta de procesamiento de EE. UU. tendría que pagar auditorías para verificar las credenciales ambientales de sus socios estadounidenses en este caso. Si bien los funcionarios de la UE y los miembros del Parlamento Europeo han enfatizado la necesidad de que estas medidas cumplan con las reglas de la Organización Mundial del Comercio,
Si bien la ambición de aumentar la disponibilidad de desechos dentro de la UE es clara, según algunos comentaristas de la industria, la UE actualmente no posee suficiente capacidad de reciclaje para procesar todos sus desechos a nivel nacional. Para apoyar el salto tecnológico necesario para hacer realidad las cadenas de valor circulares, la Comisión está apoyando la creación dealianzas de la industria(por ejemplo, sobre baterías, materias primas críticas y plásticos circulares) que enfatizan la necesidad de desarrollar nuevas y mejores tecnologías de reciclaje y la necesidad de fortalecer la base industrial de Europa. Por ejemplo, la Battery Alliance de la UE, quizás la más desarrollada de estas iniciativas en la actualidad, ha permitido a los Estados miembros y a la industria europea aplicar normas especiales sobre ayudas estatales a dos importantes “Proyectos de interés común europeo (IPCEI)” para movilizar más de 5,1 € ( $ 5.8) mil millones de inversión pública y hasta € 14 ($ 16) mil millones de inversión privada para investigar nuevas tecnologías de materias primas para baterías, tecnologías de celdas, sistemas de baterías y reciclaje de baterías.
Fuente: Unión Europa